Recomendado para los fans de los vampirtos y del lemon explicito.
Géneros: Horror, romantico
No recomendado para menores de 18 años
Advertencias: Lemon, trios, sadomasoquismo, violación y gore
Publicado 10/05/2010
No terminado
Capítulo 1:
Viajamos en barco, un cacharro que parecía que tuviera que hundirse en cualquier momento en esas aguas cristalinas. En la pequeña barca había mucha gente, nadie conocido. Viajaba solo, nadie sabía de mi paradero.
La idea de viajar fue repentina, un pensamiento que me decía que tenia que alejarme de todo y de todos.
Eran aguas caribeñas, calientes y trasparentes las cuales nos llevaban a una isla que no tenía vegetación, parecía que el volcán que la coronaba hubiese entrado en erupción hacia poco. Su aspecto era gris y muerto pero a la vez hermoso.
Note un golpe, parecía que habíamos chocado con algo, no le di importancia, debió ser un pez o algo semejante. Al cabo de un rato otro golpe, un poco más fuerte, hizo que algunos personas perdieran un poco el equilibrio pero que no llegaran a caerse. Luego vino un tercer golpe. Este fue tremendamente fuerte rajando la hojalata del barco y haciendo entrar abundante agua, la gente gritaba y no paraba de ir de un lado a otro del barco.
A pocos metros de la costa el barco se hundió. Tuvimos que nadar, nadie sufrió ningún daño.
Entre tanto gris una luz purpura nos llamo la atención. Provenía de una cueva. Todos juntos entramos allí. La luz era emitida por una amatista donde los rayos de luz caían. Murmullos inundaban el lugar. Me sentía vigilado y pronto supe por quien.
Una bandada de gente empezó a atacarnos, tenían grandes colmillos en sus bocas y sus ojos eran blancos. Intentaron morderme pero eran tan estúpidos y sin vida que era fácil poder apartarse de ellos. Pero eso no era todo, desde fuera un hombre que lanzaba una especie de cuchillas afiladas con las manos las cuales si te tocaban, te dejaban en el suelo inmovilizado o casi muerto, perfecta presa para esos seres.
A medida que iba pasando el tiempo me iba quedando solo. La desesperación se hacia más creciente en mi. Ese chico tirador de cuchillas se acercaba a mí. Era realmente hermoso, joven, de ojos violetas y penetrantes,su pelo era gris y su cuerpo bien moldeado. Los zombis se apartaban al notar su presencia. Me encontraba arrinconado.
Me miró de arriba a bajo.
-Eres bastante atractivo.-
Dijo.
Se acercaba a mí abriendo su boca y dejándome ver sus afilados y blancos colmillos.
-¡Apártate! No dejare que me muerdas.-
Le grité con rabia.
El chico solo sonrió y entonces se aparto dejando paso otra vez a esos seres de mirada muerta y babeantes bocas. Estaba en un callejón sin salida. Como no hiciera nada me iban a matar o convertir en otro ser como ellos. Varios de los pasajeros ya se encontraban entre ellos, como uno más.
No podía hacer nada para salvar mi vida.
No quería acabar de esa manera, no quería ser un zombi.
-Puedes escoger.-
Una sensual voz sonó detrás mío. Un musculoso hombre de lujuriosa mirada azul y larga cabellera rubia me sonreía.
-Si dejas que te muerda el chico de mirada violeta todo será distinto, podrás mantener tus recuerdos y tener una mente lucida. Tu estomago no será quien piense por ti.
Mis manos no dejaban de golpear las cabezas de esos bobos seres y lagrimas empezaban a salir de mis verdes ojos.
“Este es mi fin.” Pensé. Acepté mi destino.
-¡No quiero ser un jodido vegetal!-
Un hilillo de saliva se escurrió por mi boca. Estaba cansado.
De repente la asquerosa epidemia se aparto dejando paso al atractivo muchacho. Su mirada era devoradora.
-Solo déjate llevar.-
Me susurró al odio el que iba a ser mi futuro amo. Clavo sus dientes en mi cuello y empezó a succionar con ansias. Rugí de dolor. Mis fuerzas me abandonaron al instante, notaba como se llevaba mi vida y con ella todos los recuerdos de las personas que me habían conocido. Mientras iba succionándome la sangre acariciaba mi cuerpo haciendo que se convirtiera en una adicción para mi. Entonces, rugí de placer. Mis ojos estaban cerrados y mi boca entreabierta cuando note que un liquido caía en ella, era dulce y en el se encontraba un toque picante. Relamí mis labios en busca de más.
-Bebe.-
Me ordenó extendiéndome su muñeca cortada.
- Ahora serás completamente mío.-
Después de ese delicioso manjar me desperté en fina piel de lobo, estaba desnudo.
En lo primero que pensé fue en él, mi amo, mi adicción, mi todo. Mire a todos lados y solo pude ver una mirada azulada que me observaba. Era ese hombre de cabellera dorada. Llevaba una capa de terciopelo color rojo vino cubriendo su desnudez.
-Veo que ya te has despertado. Hermosa criatura.-
Apoyaba su rostro en su mano y su codo en el apoyabrazos de su lujosa silla.
Era una visión hermosa pero yo solo buscaba a esa persona.
-¿Dónde esta?-
Solo poda articular esas palabras.
-Tranquilo, ahora vendrá.-
Dijo levantándose dejando al descubierto su brillante y fino torso. Se acerco a mí y acaricio mi pelo castaño.
Ansiaba contacto. Como si fuera un gato seguí su mano para que siguiera enredado sus dedos en mi pelo.
Ronroneé.
-Que yo sepa las leyes dicen que tienen que estar los tres antes de hacer nada.-
Se escuchó una voz a lo lejos.
-Solo complacía un poco a tu mascota.-
Gire rápidamente mi cabeza para poder ver a la persona que decía esas palabras, era él. Salí de la alfombra de piel para ir a gatas hacia ese ser que me atraía tanto. Me restregué en sus piernas aun tapadas por una fina tela.
-Nh...-
Lo mire extasiado de placer. Realmente su piel y su olor eran una droga que me había viajar hasta un mundo de placer y dulzor infinitos.
Se agacho y se puso a mi altura.
-Aun no te he dicho tu nuevo nombre. De ahora en adelante serás Rayen.-
No le presté mucha atención a lo que me decía en esos momentos. Solo observaba su rostro. Sin darme cuenta casi tenia mis labios posados en los suyos.
-Eh... ¿A caso no quieres saber como me llamo?-
Me apartó de él. Solo pude gemir de molestia.
-Mi nombre es Alain.-
A pesar de todo su hermoso nombre se me quedo grabado en la memoria.
-¿Sabes? Estas mojando mi pantalón con tanto goteo. Estas completamente humedo.-
Recalcó acariciándome la punta de mi miembro. Gemí.
Me llevó en brazos hacia esa suave alfombra cerca de esa especie de ángel de mirada lasciva.
El mayor acarició la mejilla de mi amo.
Él se aparto un poco. Aunque sus ojos empezaban a cerrarse a causa del pacer que este le provocaba.
El rubio se tumbó.
-Ven aquí.-
Me dijo Alain.
-Me colocó encima del pecho del ese hombre. Él se dirigió hasta la entrepierna del ojiazul y empezó a lamer su ingle.
Comencé a gemir de celos y placer. Con rabia empecé a chupar uno de sus grandes y ya erectos pezones y a acariciar con mi mano el otro.
-Oh... lo hacéis muy bien.-
Jadeo estremeciéndose un poco. Y algo empezó a apoderarse de mi. El tacto de la piel de ese hombre, el sabor, los sonidos, todo eso estaba haciendo que mi cuerpo empezara a arder. Mis dientes dolían, notaba como crecían. No pude evitar morder el lado inferior del pectoral de ese hombre. Empecé a succionar sangre. La suya era más espesa y salada que la de Alain pero igual de adictiva.
-El pequeño se te ha adelantado.-
Le advirtió a mi amo. Entonces él le mordió la pierna e igual que yo empezó a beber de su sangre.
Los gemidos del más mayor nos contagiaron los nuestros convirtiendo esa especie de cámara donde las paredes eran rocas en un gemido casi único.
-Mm me vais a matar.-
Entonces él me cogió de las axilas y me subió hasta su cara. Mordió mi nuez haciéndome gritar de dolor. También empezó a lamer y tragar mi sangre. Era como una especie de intercambio deliciosamente erótico ya que la sangre era el mejor afrodisíaco.
Sentí que mi vista empezaba a nublarse cuando me aparto de él.
-Ya vasta Ragasiel.-
Alain me apartó del más mayor aplastándome contra su pecho que estaba lleno de sangre.
Ragsiel relamió sus ensangrentados labios y volvió a su sillón florado de piel de algún animal salvaje.
Entonces el peligris me miro a los ojos. Un gran deseo se apodero de mí haciendo que me lanzara a sus labios besándolos de forma salvaje. Haciendo que no tuviera mas remedio que quedar debajo mío. Mis gemidos eran más que sonoros.
Nunca antes había sentido algo así por una persona ni por nadie. Había cambiado completamente convirtiéndome en un esclavo sexual, no, completo de ese hombre que tenia debajo de mí.
-No te cortes.-
Dijo cuando me separe de sus labios
-Muérdeme con fuerza.-
Y así lo hice. Lamiendo su cuello hasta llegar a su hombro que desgarre de un mordisco gimiendo y excitándome de tal manera que sin ni siquiera hacer nada mas me corrí en su vientre.
Cuando sacie mi sed me di cuneta que su miembro estaba dentro de mí.
-Muévete.-
Me ordeno.
Me moví de abajo arriba jadeando, entonces lo volví hacer más deprisa cogiendo un ritmo frenético. El dolor combinado con ese extraño placer que recorría mi espina y todo mi cuerpo al llegar hasta el final me volvían loco haciéndome gritar como un loco.
Más allá observándonos se encontraba el rubio masturbándose frenéticamente, siguiendo mi ritmo.
-Ahh ahh... ¡No puedo mas!-
Grité derramando mi semilla otra vez. Baje el ritmo de mis movimientos mirando su cara. Sudaba pero su expresión era la misma.
¿Cómo podía ser que no sintiera lo mismo que yo? Quería que sintiera placer. Quería que jadeara. Quería sentir su cuerpo deshacerse dentro de mi. Decepcionado por no haber complacido a mi amo empecé a moverme otra vez con más fuerza y brutalidad, yendo para adelante, para atrás, subiendo y bajando.
Pero su expresión seguía igual de fría. Me frustraba, me moría de rabia.
-¡Córrete, córrete dentro de mi!-
Grite desesperado con lagrimas de impotencia y dolor a causa del desgarro que estaba sufriendo en mi interior.
No supe si fue por mi cara de dolor, por mis movimientos o porque se canso de aquello pero Alain derramó todo dentro de mí regalándome únicamente una expresión de alivio al terminar. A pesar de aquello me vine por tercera vez.
Me tire encima de su pecho.
-Acaríciame por favor.-
Le supliqué. Las lágrimas caían por mis ojos a causa de su indiferencia.
-Por favor.-
Le volví a repetir cogiendo su mano, pasándola por todo mi cuerpo, jadeando y sonrojándome con ese tacto. Otra vez me cogió en brazos y me llevo delante del que parecía tener algún tipo de respeto.
-Voy a empezar contigo.-
Dijo el rubio dirigiéndose a Alain con una sonrisa. Se levanto de la silla y volvió a sentarse en la sucia alfombra.
Su pene ya estaba erecto y mi compañero solo se sentó encima de él y empezó a moverse. Yo me encontraba mirado la escena aun con lágrimas en los ojos.
¿Por que quería estar con él y no conmigo?
-Alain...-
Intente llamar su atención.
-Ve con él.-
Susurró entrecortadamente.
Como antes, me senté en el vientre del rubio sin mirarle la cara, solo miraba a mi amo.
Bese sus labios y fui bajando lamiendo toda la sangre que le quedaba hasta llegar a su miembro que empecé a chupar.
-Vaya vistas que me ofreces pequeño.-
Ragsiel sin previo aviso empezó a lamer mi entrada.
Casi no podía hacer nada a causa de sus movimientos pero quería complacerle más. Solo quería poder estar con él pero las lamidas que me estaba otorgando Ragsiel eran demasiado exquisitas como para ignorarlas, unos primeros jadeos invadían mi garganta aunque yo aun intentaba poder mantener el miembro de Alain en mi boca.
Sonidos guturales salían de la boca del rubio, se había corrido dentro del ojivioleta.
Después de eso simplemente salió del más mayor.
Lo seguí con la mirada aun tirado encima de Ragsiel. Se marchaba.
-¿A dónde vas?-
Le pregunté con un hilo de voz ya que volvía a notar las lamidas.
No contesto simplemente salió de esa estancia.
-No te vayas.-
Pretendía levantarme pero el mayor me lo impidió.
-No puedes irte hasta que no hayas sido mío una vez.-
-No, no quiero.-
Intentaba escurrirme de sus brazos pero era imposible, su fuerza era sobrehumana y cuando me volvió a morder como en la primera vez perdí toda la fuerza.
Continuará
Pues es mi historia para cuando tengo ganas de escribir lemon. Me gusta vastante y en amor yaoi ha tenido vatsante exito en fin espero que os haya gustado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario