miércoles, 27 de abril de 2011

Amor Artificial [Cap. 5]

Los persoajes de este fan fic pertenecen a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata.

Cualquier semejanza con cualquier otro fic o douj es coincidencia.


Anime: Death Note
Pareja: MelloxNate
Generos: Romance, ciencia ficcion, horror y drama
Advertencia: Muerte de un personaje
No recomendado para menores de 13 años.
Escrito en 07/06/09
Finalidazo: Si

Capitulo 5. La charla.

A medida que nos íbamos acercando las ojeras del chico se iban acentuando al igual que su figura mostrándonos que era verdaderamente flaco.

-Me llamo Ryuzaki, espero que nos llevemos bien. -Dijo haciendo una reverencia, parecía un chico muy amable y educado.

Saludé.

-Ryuzaki también conoce bien el lenguaje de las señas. -Añadió Watari.- Porque también lo adopte de Wammy’s. No nos quedemos aquí, entremos.

Entramos a esa casa que desprendía un calor familiar demasiado dulce para mi gusto. La entrada estaba decorada muy finamente con algunas figuras y en la tostada pared con la ayuda de un clavo, este decorativo había colgado un gran espejo con unos ganchos al lado para colgar la ropa y los sombreros. Watari colgó el suyo y su gabardina negra.

Olía muy bien, a carne asada.

-La comida esta servida, así que vamos a la mesa.

El comedor estaba en esa misma planta, también con las paredes pintadas con u color turrón y en medio de la sala una gran mesa con cinco sillas y un montón de platos y comida encima.

De otra habitación, supongo que la cocina, salió una mujer que llevaba una plata con más comida.

-Vaya, que guapos que son.-Exclamo con gran alegría. – Encantada, si quieres podéis llamarme mama o como me llama Ryuzaki señora Wammy.

Asentimos y nos sentamos para comer. La verdad era que no tenía ningún apetito y al igual que Near casi no toque el plato de carne asada que nos puso la señora.
Nos esperamos a que todos terminaran.

-¿Les puedo enseñar las habitaciones yo?- Dijo Ryuzaki cuando los mayores ya habían terminado de comer.
-Claro. –Acepto Watari.
-Seguidme.

Subimos al segundo piso, no había muchas escaleras pero estas eran un poco altas, me parecía un pasillo tan pequeño a comparación con el orfanato.
Nuestra habitación era la tercera.

-Estas dos puestas son vuestras habitaciones, escoged cual será la de cada uno.

¿Separados? Nunca habíamos dormido en una habitación que no fuera la misma.

-“¿Y no podemos dormir en una misma los dos?” –Intente arreglarlo enseguida.
-No lo se… tendrías que preguntárselo a Watari.

Baje como un rayo por esas grandes escaleras sin antes haber podido acostumbrarme a ellas dejando a Ryuzaki con la palabra en la boca.

Watari estaba hablando con la señora Wammy en el salón tomando un te. Me plante delante de ellos sin saber como empezar a protestar.
Al cabo de unos segundos pararon de hablar y me miraron esperando que les dijera el porque estaba allí.

Me quede paralizado.

-¿Querías algo?- Rompió el hielo Watari.

-“Pues, quería preguntarte si Nate y yo podríamos dormir en la misma habitación.”
-Michael, creo que seria bueno para los dos que durmierais en habitaciones separadas. -Dijo suavemente.

Me apaciguo y convenció de que no lo haría hacer cambiar de opinión y como un a un niño que le han reñido me fui sin rechistar.

En vez de cómo un rayo, subí las escaleras como una tortuga, completamente desanimado.

Ya no había nadie en el pasillo, mire dentro de las habitaciones, en la primera estaba Near sentado al lado de Ryuzaki, parecía que estaban hablando, ¿eso era una sonrisa?

Un sentimiento nuevo se desato dentro de mí, los celos.

-¡Ah!- Soltó como si se hubiera sorprendido.- Michael ya volviste, ¿que te dijo Watari?
-“No podemos dormir en la misma habitación.”
-Nate, has acertado, has hecho bien en escoger la habitación mientras tanto, así has podido coger la mas grande, te irá bien para poder montar tus puzles, tengo un montón, ya te los dejare. –Le dijo muy animadamente.

Le había llamado Nate, ¿A caso no le importaba que él le dijera por su nuevo nombre?
¿Por qué habían congeniado tan pronto? Solo habían pasado unos minutos.
Parecía que allí sobraba así que me fui, no podía aguantar mas viendo esa escena, entre en la que seria mi habitación, mi solitaria habitación.
Como había dicho Ryuzaki esta habitación era mas pequeña, también tenia las paredes pintadas de blanco y el suelo con placas marrón claro. En la habitación solo había un armario para la ropa, un escritorio, una cama y una mesita de noche con una luz encima, suficiente para mi.

Me tire en la cama y a pesar de que estaba enfadado a medida que iba pasando el rato mis ojos se iban cerrando, mi ultimo pensamiento antes de dormirme fue Near.

Narra Near:
Estaba en mi nueva habitación sentado en el suelo, nunca me habían gustado las sillas, y sentado en una silla, de manera muy peculiar, mi nuevo acompañante y conversador Ryusaki me estaba hablando de un tema que me pareció muy interesante, nunca pensé que había gente que tuviera tantas cosas en común conmigo, con el me sentía muy cómodo, al contrario de cuando estoy con Mello que me siento tenso e incomodo.

Ryuzaki era un chico que realmente era inteligente.

A medida que íbamos hablando me conto que Watari lo adopto porque tampoco podía estarse en un orfanato ya que él necesita unos cuidados especiales a causa de su frágil salud.

-Ahora que nos tenemos un poco mas de confianza y te he contado mi situación me gustaría que me contestaras una pregunta.
-“Adelante.”
-Watari me dijo que tú y Michael no os podéis tocar. ¿Y eso por que?

Watari le había contado todo sobre nosotros.

-Por que si yo te toco el hombro, no pasa nada. ¿Por qué si esto sucediera con Mello si? –Volvió a peguntar al ver que yo no le había contestado.

Si íbamos a ser una “familia” seria correcto que lo supieran todo de nosotros pero si Watari no había dicho nada, por algo debía ser.
Pero me iba a arriesgar.

-“Porque somos biohumanoides con un mecanismo de destrucción que se activa cuando nos tocamos y este hace que las personas de nuestro alrededor mueran”. (Reamente parecía sacado de una película de acción)

Se puso a reír como un poseso.

-No me pensaba que tuvieras tal sentido del humor Nate.
-“No te he hecho ninguna broma Ryuzaki.”
-He estudiado mucho sobre la robótica porque me parece muy interesante y se del cierto que los biohumanoides no existen y menos con esta clase de poderes.

No era persona de discutir así que deje correr el asunto y no dije nada mas sobre eso, pero al cabo de un rato volvió a preguntar.

No le conteste.

-Ya veo que no me vas a contestar esta pregunta.
-Me compadezco de ti, si es verdad que no os podéis tocar… estar con él durante toda tu vida a de haber sido un infierno.
-“No. El siempre ha estado conmigo a pesar de mi frialdad y eso se lo agradezco.”
-Mas bien él te lo tendría que agradecer a ti, parece un chico muy poco estable.
-“A mi me gusta su vitalidad aunque a veces sea un poco gritón. Y mas siendo como somos, me gusta que siempre tenga tanta fuerza y ganas de hacer cosas.”
-Sabes, que suenas como una chica enamorada. –Dijo con una media sonrisa.
Pude notar como los colores me subían a la cara dejándomela teñida de tonos rosados y rojizos.

-Creo que tu reacción te acaba de delatar. –Acabo de formar su sonrisa.
-“Bueno… él y yo siempre hemos tenido una conexión especial ya que yo sin el me podría morir.”
-¿Qué exagerado no?

No sabia que lo había dicho literalmente.

-“No, no lo es.”-Para mi si. Yo nunca he sentido este sentimiento de esta manera. –Su sonrisa desapareció al decir eso.

No supe que contestar.
No sabia que decir en estos casos.

Y de repente cortándonos la conversación, ya que los dos nos quedamos un poco aturdidos hacia ese aroma, un suave y delicioso olor a chocolate inundo la habitación.

-Os traigo la merienda.

La señora Wammy traía una tarta entera de chocolate en una bandeja y al lado tres tazas de te.

Ryuzaki se relamió los labios y en menos que canta un gallo ya se había tragado un gran trozo de ese bizcocho.

-Pruébala-Dijo con la boca llena- Es realmente deliciosa.
-“No gracias, no suelo merendar.”

Deje a Ryuzaki comer tranquilo y yo me dispuse a empezar un puzle.

-Hare que tu y Michael podáis abrazaros. –Dijo como si nada él goloso chico.

Definitivamente a Ryuzaki le había subido el azúcar a la cabeza.

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